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Lo último en «alta tesnología»: los radares indetectables del servicio catalán de tráfico. Esta mañana viendo las noticias mientras desayunaba escuché: «estos nuevos radares son indetectables por los inhibidores y por los GPS». Aunque estaba aún dormido (a las 6 de la mañana no son horas, no), eso me acabó de despertar, porque no hay mayor gilipollez que se pueda decir al respecto. Por mucho que se trate de «radares» (que tampoco se les debería llamar radares, sino cinemómetros de forma genérica) enterrados en el asfalto y que no emiten señal detectable.

Para empezar, los inhibidores no tienen como función detectar un radar, sino anular su función.

Y además, al tratarse de radares fijos, con la cámara bien visible, es posible conocer su posición, antes o después. Por tanto, sí son «detectables» por un dispositivo con GPS que lo tenga almacenado en sus mapas. Realmente, lo que hace no es detectar el radar, sino avisar cuando uno se acerca al punto de interés (POI, Point Of Interest) que tiene almacenado el navegador.

Lo que más me gustó después de esta sarta de chorradas fue la indignación de la gente. La solución es bien sencilla: no correr más de la cuenta.