Relojes y mentiras

Un chistecillo que he recibido en una lista de correo:

Cuando llega el Papa al Cielo, se entrevista con San Pedro y se asombra,
ante la inmensa pared llena de relojes detrás del Santo Cuidador de las
Puertas.

«Disculpe mi falta de modestia y el exceso de curiosidad, Santo Padre,
pero, esos relojes, ¿qué son?»

San Pedro le dice: «Son los Relojes de la Mentira. Cada una de las almas de
la Tierra tiene uno asignado, y cada vez que alguien dice una mentira, su
reloj avanza».

«Y ése que esta allá?», pregunta el Papa, «parece no haberse movido nunca»

«Ese era el de la Madre Teresa., Nunca dijo una mentira, y las manecillas
nunca se movieron», contesta San Pedro.

«¿Y aquel otro?» «El de José Gregorio Hernández. Solo mintió dos veces, y
las agujas casi no se han movido».

«Este sí se mueve, ¿de quién es?». «Uno de los más rápidos, es de Bono».

«La curiosidad excesiva es pecado, Santo Padre, y espero me perdone, pero
el de Zapatero, ¿cuál es?»

«Ese es especial, hijo mío, y Jesús lo tiene en su oficina».

«Es buena señal, algo de bueno debe tener», comenta el Papa.

«En realidad no, lo está usando de ventilador».

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